¿Alguna vez te has preguntado dónde se encuentra el universo? Es decir, ¿qué espacio ocupa dentro de un todo? Si te la has hecho alguna vez, seguro que te has quedado toda la noche con los ojos abiertos y la mente trabajando a mil por hora, sin posibilidad de conciliar el sueño.
No es que te preguntes las cosas obvias que aprendiste en el colegio hace un montón de tiempo. Ya sabes que la teoría más certera hasta la fecha es que el universo se originó a partir del Big Bang. También sabes que hay miles de millones de sistemas de estrellas, planetas y satélites, tantos que son aún incontables para la humanidad. No, todo esto ya es de suponer, la base que todo el mundo conoce. La pregunta que se repite en tu cabeza se refiere a una interpretación puramente literal. Una vez más, ¿en qué espacio se comprende el universo?
Si estás leyendo este texto, probablemente sea desde tu ordenador o móvil. Estos son dos ejemplos de objetos que se encuentran dentro del espacio de tu habitación, tu salón, tu despacho en la oficina, el vagón del metro o cualquier lugar donde te encuentres. Ocupan una porción de este espacio con su forma, su peso y su volumen. Pero, si el universo fuera, por darle una representación concreta, un bolígrafo, ¿dónde se situaría? En otras palabras, ¿hay algún estuche, bolso o cartera donde se guarde este bolígrafo? Por lo tanto, ¿existe una dimensión superior en la cual el universo es solo una parte?
Un sinfín de preguntas más pueden derivar de esta y, lo peor de todo, es que ninguna de ellas tiene respuesta. ¿Podría ser que el universo fuera simplemente un sistema dentro de un conjunto de mil universos? ¿Algo así como nuestro pequeño sistema solar dentro de la Vía Láctea? Un apartado diminuto de un catálogo infinito de universos que se engloban de menor a mayor.
Pero, por otro lado, también puede tratarse de un experimento loco, de una broma cruel. Si no sabemos dónde está situado el universo, ¿por qué no podría estar dentro de un tubo de ensayo en un laboratorio? Dirías entonces, ¿y quién ha metido nuestro querido universo dentro de una probeta?, ¿de quién es este laboratorio?, ¿pertenece a algún tipo de seres que desconocemos o bien es de humanos del futuro que experimentan con su universo pasado? Y el silencio sería una vez más la única respuesta.
Un bucle de preguntas que no lleva a ninguna conclusión te hace sentir aún más insignificante en el nivel global de tu existencia. No en tu entorno, ni en tu vida diaria, sino en un plano superior. ¿Por qué la humanidad puebla la Tierra? ¿Cuál es el sentido de nuestras vidas aquí, acaso tenemos una misión que cumplir? ¿O somos un mero experimento prueba/error?
Aunque sea desalentador, lo más probable es que muramos sin tener respuesta a todas estas preguntas que a muchos nos carcomen por dentro. Desgraciadamente, nuestras vidas se consumen más rápido de lo que avanza la investigación científica del espacio. ¿Cuántas cosas quedan por descubrirse de todo lo que hay allí fuera? ¿Qué maravillas no estaremos a tiempo de conocer? El vacío que deja esta incertidumbre es tan aterrador como fascinante.